Navidad, ¿A qué nos recuerda esta palabra?
A muchas cosas como a la familia reunida, estar con los primos, los tíos, los abuelos… ¿Y a qué más? A ese olor que desprenden los turrones y mazapanes, a ese olor que viene de la cocina horas antes de sentarnos a la mesa todos juntos y disfrutar de la familia. A esa ilusión de todos los niños por recibir sus regalos de Papá Noel o de los Reyes Magos… Esos días anteriores de Nochebuena preparando el árbol de Navidad y el Portal de Belén. Ese recuerdo de la impaciencia para que te tiraran caramelos desde la cabalgata. A ese momento cuando estás escribiendo la carta y ya quieres que se cumplan tus deseos en ese mismo momento, y por supuesto el momento de las 11:59 esperando a que suene la primera campanada el día de Nochevieja, sí, ese momento en el que estás ya casi con la primera uva entre los labios deseando hincarle el diente, momento del que después te arrepientes atragantado y todavía tragándote la última uva y tronchándote de risa. Ese brindis de las 12:01 que sale justo en ese momento y el feliz Año Nuevo de todos los años pero cada uno diferente e inolvidable, o por ejemplo, el momento en el que entras en la iglesia para acudir a la misa del gallo con esa emoción de todos los años y aclarándote la garganta para cantar las canciones de todo los años, pero como dije antes, inolvidables.
A esos días de cansancio después de Navidad en el que es imposible levantarse de la cama para ir al colegio pero que luego te compensa deseándoles a tus compañeros, compañeras, maestros y maestras un feliz año nuevo y próspero 2010, y a los que a muchos enternece, el anuncio de “vuelve a casa por Navidad”. En definitiva, todos estos recuerdos son los que te vienen a la cabeza cuando piensas en esta palabra, NAVIDAD.
Javier Tomé Roldán
